Dejarle ir …..

A veces por mucho que nos aferramos a alguien, llega ese día que abres los ojos y ves que tus caminos cogen direcciones diferentes, o quizás siempre fueron diferentes y no querías verlo, quieres encontrarte en el nuevo camino buscando atajos o pequeñas calles, pero no tienen salida. Es luchar contra el destino y lo evidente, lo intentas con todas tus fuerzas porque en el fondo sabes que el tiempo te separará definitivamente de él y quieres aprovechar ese tiempo que queda, pero por mucho que te diga que no quiere que desaparezcas de su vida, sin darse cuenta es él mismo quien te está borrando de su camino. Lo ves pero no puedes hacer nada, porque por mucho que insistas en compartir momentos, esos momentos no llegan porque en su tiempo ya no hay lugar para ti.

Es difícil encontrar el lugar de cada uno, por un lado pienso que si dejo de luchar por lo que quiero es rendirme o no darle el valor suficiente, pero por otro lado luchar por algo que nunca va a existir te hace sentir absurda, muy absurda. Es distinto si luchas por un reto, un sueño o un objetivo, pero no se puede luchar por alguien, ya que ahí no gana tu esfuerzo, constancia o lucha, quien gana es el sentimiento, está o no está.

A partir de ahí te das cuenta que hay que dejarle ir, que haga su vida, que disfrute su tiempo con quien quiera, que si ya no queda hueco para ti, no es que no seas importante, si no que tu lugar ahora en su vida no corresponde.

Y tienes que coger tus ilusiones, tus planes y recuerdos para guardarlos, porque no quieres borrarlos, son un recuerdo precioso. Pero si le quieres debes dejarle ir….y estar ahí para cuando te necesite o tenga necesidad de querer verte, abrazarte o simplemente hablar. Lo que debe hacer una gran amiga, que es lo que te está pidiendo.

Un día encontré la locura que me dio vida, esa locura se convirtió en necesidad, esa necesidad en costumbre y esa costumbre en una simple amistad.

Dejar alejarse a alguien teniendo unas ganas locas de compartir momentos con él, es quizás uno de los actos de amor más difíciles de hacer. Lo hice una vez y ahora me toca de nuevo.

Querer no es amar, amar no es desear, desear es lo que nos mueve a cambiar planes, situaciones y conseguir eso que tanto creemos que necesitamos. Como un vaso de agua fría un caluroso día de verano. 

 A veces somos ese vaso de agua fría, pero no nos bebe quien desearíamos.

Hasta aquí esta adicta a la vida!!!